jueves, 10 de mayo de 2018

Aquí, mirando.

 Diosito de mi vida, la verdad que cuando cree este nuevo blog no pensé que sería un fracaso (por parte mía) tan grande. Confiaba en escribir casualmente, pero hace casi un año que coge polvo. Y es una pena porque echo de menos el publicar pensamientos e ideas y la extraña libertad que ello conlleva.
 Pero lo cierto es que este parón artístico se corresponde, como desde antiguo saben las musas, a la vida de uno. Sin inspiración, sin acontecimientos que despierten emociones, sin hechos y sensaciones, no hay nada que motive al escritor a desenfundar la pluma. El día a día te atrapa y miras atrás y ves un año dedicado exclusivamente al trabajo, al League of Legends, al porno y a los libros. En ese orden. A penas sí he tenido experiencias sociales, menos aún malos polvos, que dignen mención en letras escritas. Es extraño, porque estas condiciones crean unos sentimientos inesperadamente confusos y contradictorios. Por una parte, quizá más racional, están la melancolía y el miedo a un obvio desenlace de falta de cordura. Pero por otro lado, surge la creencia, quizá por pura supervivencia, de que está extrema sociopatía que te envuelve es una suerte que te deja ver lo que otros no pueden si quiera comprender. Y, sinceramente, creo que la realidad es un conjunto de todo ello, representado fielmente por el pez que aletea fuera del agua. Lo gracioso es que al final la sociedad es eso, todos unos bancos desesperados en un mar seco.
 Francamente, me gustaría comprometerme a subir un texto cada una o dos semanas, aunque ello supusiera hablar de temas más banales que convirtieran esto en un batiburrillo de excentricidades. Claro que peor de lo abandonado que está no puede estar. No sé, nos vamos viendo. Ya si eso te llamo, guapa.

domingo, 6 de mayo de 2018

La peliazul

Fijáos que hoy he visto en el tren a una joven nada bonita, tapona, con pelo corto y azul, de vaqueros rotos y camiseta rockandrollera y he pensado que, en otros tiempos, esa muchacha podría haber encontrado a otro desgraciado y juntos alcanzar un cierto grado de retribución social para fingir ser felices. Pero en esta era actual nunca le pasará, porque ahora esa chica tiene, con total certeza, como primera en todas sus descripciones y perfiles propios la palabra "Feminista". Y eso alejará de ella a toda persona sensata que fuera a traerle algún tipo de evolución. Condenada por esta sociedad comunofascista solo podrá aspirar a que otra mujer, espejo suyo, le de calor mas no trascendencia. Y eso es muy triste.


sábado, 24 de junio de 2017

Noche de San Juan

                Esta noche siempre es especial, San Juan. Todo el mundo vive algo mágico en esta fecha concreta, algo que le anima a seguir adelante. Hoy os contaré mis maravillas.
                No es un cuento de amor. Ni un emocionante viaje por las calles de una vieja ciudad. Ni una aventura de amigos y una hoguera. Esta es la historia de dos hombres perdidos.

                Un borracho, en el vagón del tren. Va haciendo ruidos, increpando al que osa mirarle. Todo el mundo con los ojos al suelo, rezando para que no les tocase esa lotería. Y entonces entro él, con su pelo alborotado de tolai, su prominente tripa y la funda de un contrabajo. El héroe de este drama…
Borracho (Entusiasmado): ¡Ey! ¿Eres músico?
Tolai (Cabizbajo): Sí…
Borracho: ¡Sácalo! Toca algo de música.
Tolai (Más cabizbajo): No…
Borracho: ¿No? Qué aburrido… ¡QUÉ TOQUES COÑO!
Tolai (Sacando el contrabajo y poniéndose a tocar).
Borracho (Bailando en su asiento, ojos cerrados, sonrisa de oreja a oreja).
                Quince minutos después, cuando dejé el tren, allí seguían; el borracho imaginándose en un baile del siglo XVIII, el tolai a punto de llorar y Mozart esperando su mañana de resaca.

                Tal vez alguien debió ayudarle, sacarle de aquel momento. Pero cómo se puede plantear si quiera el romper tan bella imagen de sumisión. Diganme señores si no es por esto que merece la pena vivir. Fue hermoso.